(Por M. Zlotowiajda)
Mi lectura de las elecciones del domingo es que, básicamente, hubo un voto castigo al kirchnerismo. Obviamente hay múltiples razones: sus gruesos errores políticos (el desconocimiento de la realidad agropecuaria y el pésimo manejo del conflicto con el campo, fue el más grave), las cuestiones de forma y estilo, una campaña equivocada que no prometía nada, y también los muy pobres resultados en términos de bienestar social del último año y medio. Como dijo Mario Wainfeld, todo lo bueno que hizo el kirchnerismo en sus primeros cuatro años el pueblo se lo pagó votándolos en 2005 y 2007.
Pero no estoy de acuerdo con que el domingo triunfó la derecha neoliberal noventista. Sin minimizar la importancia de la victoria de Unión-Pro en Buenos Aires, hay que tomar nota del caudal de votos radicales en todo el país, del voto socialista en Santa Fe, lo que obtuvo Juez en Córdoba, el fenómeno Pino Solanas en la Capital, y lo de Sabatella en Buenos Aires.
Sí comparto la idea de que quienes el domingo quedaron claramente posicionados en la grilla de partida hacia el 2011 son Cobos, Reutemann y Macri.
Teniendo en cuenta eso, y considerando que no es muy probable que el kirchnerismo pueda colocar un sucesor de características progresistas en esa carrera, veo un espacio vacío de centroizquierda para aprovechar.
Pino, Lozano y el bloque de Solidaridad e Igualdad aparecen a esta altura como candidatos cantados para ocupar ese vacío. Tienen la desventaja de carecer de antecedentes de gestión, y el enorme desafío de demostrar capacidad de construcción política, y de que no son un fenómeno efímero más del progresismo porteño.
viernes, 10 de julio de 2009
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