domingo, 5 de julio de 2009

UN REPORTAJE: ALCIRA ARGUMEDO



Alcira Argumedo, socióloga, prestigiosa intelectual argentina, reconocida en toda América Latina, profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y miembro del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), autora de innumerables artículos, trabajos académicos y libros, entre los que se destacan 'Un horizonte sin certezas: América Latina ante la Revolución Científico-Técnica' y 'Los silencios y las voces de América Latina'; políticamente cercana a Pino Solanas, referente de “Proyecto Sur”, dialogó con “El Juego del Poder” (FM 91.7 La Plata)- en un reportaje de contenidos superlativos - sobre los motivos de la crisis financiera global, los motivos de su origen, la situación argentina, donde fue muy critica con el matrimonio Kirchner y los intelectuales que firmaron “Carta Abierta”

¿Profesora Argumedo, podría explicarnos el por qué de esta crisis financiera global?

No es una crisis meramente financiera o económica es un crisis de época. acá se ha ido desarrollando una revolución científico-tecnológica que cerró el ciclo de la revolución industrial. Una de sus características es un salto cualitativo que se ha dado en todas las áreas del quehacer social: en las comunicaciones, en la finanzas, en la producción. Esto, además de ser un elemento que necesariamente debe ser incorporado, plantea un salto cualitativo en término de sus potencialidades pero también una serie de interrogantes que llamamos de carácter civilizatorio. Una de sus características es el hecho de requerir un 75% menos promedio de tiempo de trabajo humano para realizar los mismos objetivos. El tema es que se habla de tiempo de trabajo humano, no de puestos de trabajo. Porque si eso se traduce como se ha traducido en los últimos 20 años, en puestos de trabajo, nos encontramos con una eliminación del 75 % de los trabajadores. El tema es que la resolución puede tener otras características. Por ejemplo, la Ford, hasta la crisis en Argentina, estaba produciendo con 2500 trabajadores más cantidad de autos que los que producía en los 70’ con 12.000 trabajadores. Esto se puede resolver eliminando 10.000 trabajadores o se puede resolver de otra manera, como se resolvió tras la segunda guerra mundial, bajando la jornada laboral significativamente. Si en los años 70’, el producto X llevaba 80 horas hombre y ahora lleva 40, hay dos opciones. Una es dejar a 5 trabajando 8 horas, y dejar fuera a 5 que no tienen posibilidades serias de reinsertarse en condiciones dignas en el mercado laboral. Otra es quedarse con 10 trabajando 4 horas, pero como se han incrementado la productividad y las ganancias, trabajan 4 horas pero duplican o triplican los ingresos. Estas son las opciones polares, con alguna gama en el medio. Pero esta ultima no es delirante. En los llamados 30 años de oro del capitalismo y el socialismo, que son los que van entre el fin de la segunda guerra y la crisis de los 70, coincidieron con los más altos niveles de crecimiento económico y una disminución de la jornada laboral que pasó de 72 horas de principio del siglo 20; a las 40 horas que alguna vez conocimos. Es decir, una reducción de un 45% de la jornada laboral. Esto permitió una incorporación a niveles de bienestar de amplios sectores de la población. Pero en los últimos 20-25 años, que es cuando se despliega más aceleradamente, la lógica fue expulsar trabajadores. Esto dio una polarización y una concentración de la riqueza por la cual hay un 20% de la población mundial que concentra el 87 de los ingresos en el mundo. Si llevamos al 30% de la población mundial, estamos en el 95% del ingreso mundial. Esto significa que hay un 60-70 de la población mundial que se reparte el 5% de la riqueza. Ese mercado de un 20-30% es excesivamente chico para el salto cualitativo en la productividad de las tecnologías de avanzada. Así que estamos ante una crisis de sobreproducción por carencia de demanda derivada de la polarización y la concentración de la riqueza. Y no tiene solución si no se hace una redistribución en gran escala de la riqueza social. Este es el famoso plan B que tiene China, que es la única potencia que está buscando una solución a través de esta reforma agraria que ha planteado ante la eventualidad de que bajen las exportaciones.
¿Por dónde podría pasar una solución a la crisis pensándonos cómo qué todos somos navegantes del planeta Tierra?

La opción por una u otra de estas alternativas supone valores, éticas, concepciones drásticamente diferenciadas. El predominio neoliberal no fue una concepción únicamente económica, fue una concepción del mundo: el individualismo egoísta, el sálvese quien pueda y la competencia sin reglas que hemos conocido y padecido en los últimos 30 años. Esta concepción se opone a los valores de una ética solidaria basada en la cooperación, la reciprocidad, el trabajo conjunto y el pensamiento colectivo. Esto es lo único que puede salvar a la humanidad. Porque esta concentración de la riqueza deja una población sobrante absoluta. Esto es distinto a lo que Marx llamaba el ejército de reserva, márgenes de desocupación que premitan hacer bajar los salarios. Acá hablamos de una población sobrante absoluta. A esta lógica no le sirve ni como mano de obra barata, ni como productores de determinadas materias primas que dejando de ser demandadas en el mercado internacional, ni mucho menos como consumidores. Esta población está en peores condiciones que los esclavos, los siervos de la gleba y los proletarios de Marx. Porque para obtener lucro de esas grandes categorías de explotados era necesario mantenerlos mínimamente vivos, mínimamente sanos y mínimamente alimentados. Cuando es población sobrante absoluta, hay que sacárselos de encima. No es la primera vez que pasa en la historia. Los abuelitos blancos que llegaron en las últimas décadas a la Argentinas no eran precisamente la aristocracia de la tierra: era la población sobrante absoluta totalmente misérrima, analfabeta y pobre que había generado una reconversión con las tecnologías que también requerían menos tiempo de trabajo humano y que se realizó en forma salvaje. En 100 años Europa se saca de encima de una u otra forma (migraciones, muerte en las guerras, etc) 600 millones de habitantes. En este momento en 30 años están sobrando unos 2700 a 3000 millones. Esto se traduce en una serie de manifestaciones: una de ellas es esta invasión de los nuevos bárbaros, este el acoso a las fronteras de los países ricos; otra es el aumento de los niveles de inseguridad, porque muchos de estos sucesos que hemos tenido de inseguridad no los pueden hacer los niños pobres solos, sino que requiere ciertas formas de complicidad de punteros políticos, policías y del sector judicial.
¿Y a la Argentina cómo la ve en medio de esta crisis?

Los problemas planteados por esta crisis solo se pueden ver en términos integrales. Y acá viene mi crítica al gobierno actual. En momentos en que la clave es una política de redistribución de la riqueza, cuando se inicia la crisis se anuncia que se le va a dar a las petroleras (Repsol, British Petroluim, Shell, Esso) 8750 millones de dólares para que hagan mayor producción o mayor refinamiento. Esto es una locura. Esas empresas estuvieron teniendo ganancias extraordinarias cuando el barril de petróleo estaba a 140 dólares. Y en esos momentos se le daban subsidios para que no aumentaran los combustibles. Esto es una locura porque esos recursos tienen que ser destinado a la creación de formas creativas de trabajos legítimos. O la situación de los glaciares: es aberrantes que la reserva de agua más importante que tiene Argentina y una parte importante del mundo sean destrozadas y contaminadas con cianuro para que la Barrik Gold pueda obtener el oro y sacar sus ganancias extraordinarias. Estas dos cuestiones me dan que pensar que va muy mal enfocada la salida de la crisis
¿Está muy critica con el gobierno de de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner?

Hay un elemento adicional, que es que haya intereses reales. Es sabido que las simpatías de los Kirchner hacia las petroleras vienen de antes que hayan asumido el gobierno. Y la Barrick Gold con sus alianzas con gente como Gioja, produce lo que está pasando con las mineras. Ellos explotan sin ningún tipo de control, a simple a declaración jurada, todo tipo de minerales (oro, plata, uranio). Sobre eso que ellos declaran que sacaron se le cobra el 1%. Y ahí no hay ninguna retención. Y además en algunas provincias se les da un subsidio a las exportaciones y va entre el 2 y el 7% sobre lo que ellos declaran que han sacado. Así que no solamente están contaminando las fuentes de agua y las sierras de las cordilleras y saqueando las reservas de minerales que tiene la Argentina, que es el 7º productor mundial, sino que además se les da plata encima. Y acá no se trata de poder o no poder porque Argentina es el único país que hace cosas así. Fijémonos en Bolivia. Le impuso condiciones a Repsol y Repsol sigue ahí, calladita. Creo que esto es grave. Ojalá corrijan el rumbo, porque con este rumbo y esta magnitud de la crisis este tipo de decisiones son sumamente riesgosas.
¿Alcira Argumedo, aparte de su trabajo docente y la producción intelectual, dónde se la encuentra hoy militando política y socialmente?

Hay dos áreas de trabajo, una es lo que se llama el Foro de Pensamiento y Construcción Social que fue convocado por Adolfo Perez Esquivel y que incluye a gente como la hermana Marta Pelloni, Nora Cortiñas de Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora, el obispo Piña y un conjunto de sectores y referente morales, sociales e intelectuales. La idea es que como no tienen intereses espurios y su único compromiso es con la suerte del país y sobre todo de las mayorías sociales más golpeadas, se vayan dando alternativas. Porque en esta coyuntura hay alternativas reales, no solo para Argentina, sino para América Latina. Hay una oportunidad inédita. La otra es con Solanas estoy participando en Proyecto Sur. Ahora hacemos una Mesa de Diálogo para la Construcción de Un Proyecto Nacional, y es la creación de un polo político en el que la clave es que no nos juntamos para repartirnos tal o cual cargo político sino para llevar adelante este proyecto político que pensamos que es la alternativa para el país. Por supuesto no somos iluminados, así que tendremos que tener un debate importante. Es un proyecto que se ha hecho con el aporte de muchos trabajos que hace tiempo venían viendo alternativas para la Argentina.

¿Qué opinión tiene sobre los intelectuales que firmaron “Carta Abierta”?
Son viejos amigos y compañeros. Los aprecio y los respeto mucho. Pero me parece que están entrampados en un silenciamiento de ciertas cosas que ya venían desde el conflicto con el campo. No tuvieron en cuenta que en el marco de la 125 lo que no se discutía es que había una ganancia extraordinaria de 1750 millones de dólares para Bunge&Born, Gargill, Aceitera General Deheza, Monsanto y Grobocopatel. Acá no estamos hablando precisamente de los sectores populares. Ahí se confundió lo que era un conflicto en el bloque del poder dominante con una contradicción pueblo-oligarquía. Pero a su vez me parece que ellos están silenciando un conjunto de problemas. No se han pronunciado acerca del veto a la ley de protección de los glaciares o acerca de como se está tratando la minería. Y creo que no se pueden silenciar ciertas situaciones que son muy críticas en un momento que realmente es muy crítico.
Por último, que recuerdos o que análisis hace a la distancia que aquella movida de pensamiento en la Universidad de Buenos Aires, de la que UD. fue parte y se conoce la conoce históricamente como las “Cátedras Nacionales”?

Fue una de las tantas expresiones de lo que podríamos haber llamado la revolución del tercer mundo. Hay que tener en cuenta que las grandes potencias capitalistas, incluida Japón, en 1913 dominaban el 84% de la población mundial bajo formas coloniales o neocoloniales. Luego de la Segunda Guerra, después de distintos movimientos de resistencias, lo nuevo es la emergencia de un protagonismo histórico. Son estos pueblos de Asia, Africa y América Latina que durante 4 siglos habían estado sometidos a formas de dominación coloniales o neocoloniales; hablamos de la Independencia de la India con Ghandi o Sukarno en Indonesia. En Argentina tuvo su expresión en lo que fue la resistencia peronista. Este nuevo protagonismo fue acompañado de una especie de movimiento de la ilustración, equivalente a lo que fue el movimiento de la Ilustración de la Revolución Francesa por la emergencia de nuevas ideas, de una ética solidaria, reivindicación de las diferencias étnico culturales y de las riquezas de los patrimonios de estos pueblos despreciados por esta idea de civilización o barbarie. Lo que nosotros buscábamos era el desarrollo de concepciones teóricas que tuvieran como espacio desde el cual pensar las tradiciones populares latinoamericanas. Desde entonces seguí trabajando en eso, más allá de las modas intelectuales. Creo que situaciones actuales, como la de Bolivia o el bolivarismo en Venezuela dan cuenta de que había una masa de ideas y una riqueza muy grande de la mirada del mundo. Más allá de que no tuvieran la forma, el ordenamiento y la elegancia de las grandes corriente teóricas, sí eran mucho más avanzadas en su concepción de reivindicación de lo humano o el concepto de democracia. Yo reivindico absolutamente lo que se hizo ahí, con los aciertos y errores del caso. La historia está demostrando que aplicando solamente las modas intelectuales europeas no se podría explicar el fenómeno boliviano. Me refiero a través de los posmodernos o los posmarxistas. Esos paradigmas no sirven, porque para eso hay que conocer mucho América Latina, ver los significados, lo que esto implicó para grandes masa de población: hay claves bastante más importantes. Lo cual no quiere decir que se desheche todo lo que viene de la ciencia, la cosa pasa por no comprar el paquete cerrado.

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